El 19 de abril de 1943 fue un día histórico en el siglo XX. Ese día el hombre no llegó a la Luna, ni empezó ninguna guerra ni tampoco terminó la que desolaba Europa a pocos kilómetros del laboratorio de nuestro protagonista.
Fue el primer día del resto del siglo XX. En Basilea, Suiza, el doctor Albert Hofmann retomó su investigación con el vigésimo quinto derivado del ácido lisérgico, la dietilamida de dicho ácido (LSD-25) que ya descubrió 5 años antes en su laboratorio de la farmacéutica Sandoz.
Ese día tomó 250 μg (lo que él pensó que era la décima parte de una dosis mínimamente activa) de supuesto medicamento para la estimulación circulatoria debido a que tres días antes absorvió accidentalmente una cantidad ínfima de dicha sustancia.
A los 40 minutos de ingerir la sustancia Albert Hofmann sintió un mareo por lo que decidió volver a su casa en bicicleta. Al encontrarse de esta manera, le pidió a su asistente de laboratorio que lo acompañara a casa montado en bicicleta ya que en aquella época de guerra, el uso de vehículos de motor estaba bastante regulado por el gobierno helvético.
Hofmann recuerda la intoxicación como «no del todo desagradable», pasando del miedo a una experiencia enriquecedora donde aparecieron colores y fluyó la imaginería mental. Unas cuantas horas después, los efectos remitieron. Algunas citas sobre su experiencia:
“A esta altura ya estaba claro que el LSD era el que había causado la experiencia previa, ya que las percepciones alteradas eran del mismo tipo, sólo que ahora mucho más intensas. Tenía que esforzarme por hablar de manera inteligible. Le pedí a mi asistente, que estaba informado del experimento, que me acompañara a casa. Fuimos en bicicletas, ya que por las restricciones de la guerra no había automóviles disponibles. Camino a casa, mi estado comenzó a tomar formas amenazadoras. Todo en mi campo de visión ondulaba y se distorsionaba, tal como se ve en un espejo curvo. También tenía la sensación de no poder moverme, pese a lo cual mi asistente me contaría luego que habíamos viajado muy rápidamente.”
“Poco a poco empecé a disfrutar una serie sin precedente de colores y formas jugando persistentemente detrás de mis ojos cerrados. Imágenes fantásticas surgían, alternándose, variando, abriendo y cerrándose en círculos, explotando en fuentes, reacomodándose e hibridizándose en un flujo constante”.
“Tuve la sensación de que veía la tierra y la belleza de la naturaleza como era cuando fue creada. Fue una experiencia maravillosa. Un renacimiento, ver la naturaleza bajo una luz nueva”
En ese día aparentemente normal, tuvo lugar el primer viaje con LSD de la historia de la humanidad. Posteriormente hubo muchos más, influyendo notablemente ámbitos como la ciencia, la tecnología y por supuesto el arte.
«Tomar ácido es una de las 2 o 3 mejores cosas que he hecho en la vida” – Albert Hofmann
(1906 – 2008).
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La fuente de las citas es LSD, cómo descubrí el ácido y que pasó después en el mundo por Albert Hofmann.