Moléculas de LSD y Psilocibina

Moléculas de LSD y Psilocibina

Uno de los componentes activos más importantes de los hongos psilocibios es la psilocibina entre otros como la psilocina, la baeocistina o la norbaeocistina; todos ellos importantes en su función concreta.

La psilocibina y la psilocina están muy relacionadas a nivel estructural ya que la psilocibina se transforma en psilocina tras un proceso de desfosforilación que tiene lugar en medios ácidos (como el del organismo humano) en presencia de la enzima alcalina fosfatasa.

La psilocibina es soluble en agua, insoluble en disolventes orgánicos y en su forma purificada es un polvo blanco que forma agujas. La psilocina es altamente inestable y el hongo acaba por perderla traspasado un tiempo. Sin embargo la psilocibina aguanta años (hay evidencias de un hongo de 115 años que aún poseía trazas de psilocibina) Ambas son triptaminas con una estructura química muy parecida a la de la serotonina, y tienen una toxicidad muy baja, aunque eso no quiere decir que sean sustancias inofensivas si se consumen irresponsablemente.

La baeocistina y norbaoecistina son análogos de la psilocina con varios grupos metilo. Al igual que la psilocibina, se desfosforilan, transformándose en 4-hidroxi-N-metiltriptamina y 4-hidroxitriptamina, respectivamente. Destaca por su contenido de baeocistina la variedad Psilocybe baeocystis.

Estas sustancias son las Big 4 de las setas alucinógenas, pero tienen muchas más cumpliendo su papel en la experiencia psiquedélica, como por ejemplo el 5-hidroxiindol, 5-hidroxitriptófano, 2-metilindol o clorhidrato de triptamina.

Hay una creencia (que no ha sido demostrada) de que las setas alucinógenas contienen una pequeña cantidad de DMT, que no es activo por vía oral sin haber consumido un inhibidor de la monoamida oxidasa (IMAO). La ingesta de hongos psilocibios se puede potenciar consumiendo también IMAOs como la harmalina, que se encuentra en la planta Ruda de Siria (Peganum harmala).

Se ha consultado Erowid y Pharmacotheon (Jonathan Ott).