De viaje por Camboya
Cogimos las setas y las cortamos con las tijeras, después intentamos machacarlas con el mortero pero era difícil así que acabamos triturando con las manos y con las tijeras lo que pudimos. Después añadimos 2 vasos de agua hirviendo, mezclamos un buen rato y lo dejamos reposar para que se enfriara. La mezcla se volvió de un color azul grisáceo, lo colamos y nos hicimos un vaso cada uno. Probamos un sorbo y no tenía mal sabor pero no como para tomarlo todo, así que le añadimos un poco de zumo de frutas, no mucho, y bajó muy bien. Yo comí unas cuantas de las setas que estaban en el colador ya que para mí no tenían mal sabor.
Estaba con un amigo en su cuarto en nuestro piso de estudiantes. Eran las 20 h más o menos. Así que había poco sol y los colores rosa, naranja y azul en el cielo. Dejamos en la mesa todo de comida para picar y bebidas, no alcohólicas. Preparamos música relajante y enteógena (para hacer “trips” básicamente). Mientras esperábamos los efectos empezamos a mirar “Padre de familia” y a los 20 minutos yo empecé a notar que mi cuerpo pesaba mucho y que los personajes se movían raro. Mi compañero también empezaba a notar cosas y nos pusimos la música enteógena, pero no nos convencía y nos quedamos con la relajante que nos sentíamos mucho mejor. Tirados por las camas empezamos a reírnos mucho sin saber por qué, muchas cosas que no tenían gracia de normal nos hacían reír y lo que debería hacernos reír no era para tanto. Yo veía como los vértices del techo se volvían cenefas, y la lámpara parecía un emoticono. Después durante 2 horas o así había visto triángulos moverse en diferentes direcciones, todo con risas de por medio, aunque la mayoría de efectos visuales eran con los ojos cerrados pues cuando me concentraba podía ver como hondas que salían de la nada y se replegaban en el centro o hacia fuera. Lo más tétrico que vi fue un ojo gigante con cráneos sonriendo rodeándolo y dando vueltas sobre él, pero me hacía gracia no daba miedo y tampoco duró mucho. Cuando fui al baño y volví notaba como ahora mi cuerpo flotaba y como si mi cabeza fuera un globo aerostático. Cuando volví y mi amigo me hablaba no podíamos parar de reír aunque no nos dijéramos nada en especial, ya en el clímax (la 3ª hora) podía pensar algo y notar que estaba dentro ese pensamiento, pensé en una flor y “veía” como se abría una flor de un cactus y me metía dentro y empezaba a dar vueltas, podía ver formas serpenteantes que venían y se iban otra vez, notaba que estaba iba muy caliente pero con mi compañero al lado pues nada, en la 4ª hora ya notaba que bajaba la intensidad ya podíamos pensar con más claridad y nos pusimos a filosofar hasta que bajamos a cenar algo y nos fuimos a dormir.
Fue una muy buena experiencia la verdad, que deseo repetir otra vez con más gente y quizá llegar a los 2 gramos o 2,2.
Tipo: Psilocybe cubensis “Cambodian”
Cantidad: 1,8 g/persona
Cuando: 8 Abril 2016
E.M.
Una de trufas
Nos reunimos una tarde 3 amigos en un chalet para probar por primera vez trufas alucinógenas.
Tomamos 10 gramos cada uno, masticamos muy bien las trufas, las cuales no tenían un sabor muy agradable, era como comer una nuez enmohecida. Nos pusimos a ver una película, ninguno de nosotros sabíamos exactamente como empezaría el efecto, cada pocos minutos mirábamos por la ventana a ver si veíamos algún elefante volador o algo por el estilo. Al cabo de una media hora yo fui el primero en ver las cosas algo distintas, los colores, las luces, el cielo…se veían distintos, no sabría decir en qué, pero se veía raro y me fascinaba todo. Mis amigos vieron que tenía las pupilas dilatadas como nunca. Cada vez flipaba más con los colores, veía el bigote de mi amigo azul, a otro lo veía con la piel color chocolate, y hablando y riéndonos sin darnos ni cuenta acabamos los 3 riéndonos como locos y mirando a las paredes, los cuadros, las lámparas…todo era nuevo y sorprendente. Había pasado algo más de una hora y decidimos irnos cada uno a nuestra bola para experimentar y ver cosas. Salí al jardín y las nubes parecían tener una profundidad infinita, el tacto de la hierba era genial, me tumbé a disfrutar de aquella sensación mientras dejaba la mirada perdida en las nubes. Al rato vino un gato, y fue una de las mejores cosas que experimente aquella tarde, sentía como si pudiese entender al gato, fue algo muy difícil de describir pero sin duda algo genial, pasé como una hora observando al gato. De vez en cuando nos reuníamos mis amigos y yo para hablar de lo que estábamos sintiendo y nos reíamos como locos. Había leído que como más se alucinaba era con poca luz, así que entramos en una habitación y apagamos las luces. Empecé a ver colores, sombras donde no las había, deformaba figuras…se alucinaba muchísimo más, hasta que empecé a ver ojos, me agobié y salí de allí. Habían pasado 3 horas de viaje y con el ayuno teníamos mucha hambre, un amigo comía migas de pan y decía que sabían a chorizo, y yo comí el mejor huevo frito del mundo, lloré de lo bueno que me sabía. 5 horas después acabó el viaje, estando yo tumbado en un sofá en medio del jardín con una sensación de paz y amor enormes. Fue algo inolvidable.
V.Z.